viernes, 6 de septiembre de 2013

Patatas bravas


Con las patatas bravas la raza humana ha tocado fondo en cuanto a la ética y a la moral se refieren. Varios juicios de Nürnberg celebraría yo para todos aquellos que sirven a la voz de "¡una de bravas!", cuatro patatas mal paridas con un salpicón de "orlando" que no hace más que ensuciarlas.

Sin ruborizarse, te las plantan encima de la mesa y, dicen, que incluso duermen bien esa noche. No hay manera más indigna de acabar con la ilusión del pobre comensal que, con toda su buena intención, se sentó en esa tasca con el simple deseo de zamparse una de bravas como la tradición manda.

Gran interés y debate hay últimamente en el reducto bloguero gastronómico de la red sobre este clásico de taberna. Detractores y defensores de una y otra receta. El bando capitalista (de capital) ajustándose a la línea y la escuadra catalano - levantina, que se desmarca acompañando a las bravas con su salsa patria: el all i oli.

Lo único que tenemos claro escuchando a unos y a otros es que las bravas llevan patata... Bueno y que, por supuesto, si son bravas es que tienen temperamento, eso quiere decir, señores taberneros, que las bravas pican.

Hoy vamos a reproducir la receta de Josean Merino, chef del restaurante Marmitaco de Vitoria. Unas bravas muy muy dignas que cumplen las expectativas de todo amante de esta tapa ancestral.

Ingredientes:

1 Kg de tomates en rama
4 patatas medianas
1 cebolleta
6 o 7 ajos
1 cucharadita de pulpa de pimiento choricero
1/2 cucharadita de pulpa de guindilla
1 cucharadita de pimentón picante de La Vera (Of course)
Aceite de oliva V.E.
Sal
Pimienta

Preparación:

Lavamos y cortamos los tomates por la mitad, los disponemos boca arriba sobre la bandeja del horno y los coronamos con medio ajo pelado. Salpimentamos y rociamos con aceite de oliva. Los asaremos durante 45 minutos a 200º.



Tenemos tres opciones con los tomates: escaldarlos y pelarlos antes de meterlos en el horno; no pelarlos y posteriormente triturar y pasar por un pasapurés o simplemente triturar; la verdad es que la piel no estorbará en ningún momento.

Mientras se asan los tomates y los ajos, nos pondremos manos a la obra con las patatas y el sofrito de la salsa brava:

Pelamos y lavamos las 4 patatas, las cortamos en gajos o las chascamos en trozos medianos. Una vez cortadas las pasamos por agua para arrastrar el máximo de almidón que nos sea posible. Las secamos y sumergimos en aceite de oliva a 130º hasta que las pinchemos con una puntilla y no ofrezcan resistencia. En este momento las escurrimos y dejamos enfriar a temperatura ambiente.

Para el sofrito picaremos y pocharemos una cebolleta, añadimos una cucharadita de pulpa de pimiento choricero; entre media y una cucharadita de pulpa de guindilla, dependiendo del grado de picante que nos apetezca; y ya, fuera del fuego una cucharadita de pimentón de La Vera picante.












Después de asados los tomates y los ajos los trituraremos y añadiremos al sofrito. Dejamos que reduzca, que pierda el agua, a fuego medio durante, más menos, 15 minutos. Probamos y rectificamos de sal o pimienta.











En el último momento, calentamos el aceite a 200º para dar la última fritura clave. Sumergimos las patatas "pochadas" de poco en poco durante 3 o 4 minutos en este aceite infernal hasta que doren y notemos su firmeza y su textura crujiente al tacto.



No introducir muchas patatas a la vez o el aceite bajará drásticamente su temperatura y las patatas quedarán blandas. Las escurrimos en papel de cocina para librarnos del exceso de aceite. Las disponemos en una fuente, las salamos bien, y las cubrimos de nuestra gloriosa salsa.

Os pido encarecidamente que probéis a prepararlas en casa, disfrutaréis de lo lindo.

Saludos y abrazos a todos.

PD: No aparece en los ingredientes, pero es imprescindible el uso de una cerveza helada que acompañe a estas perlas picantes.

PPD: Es difícil encontrar en algunos sitios pulpa de guindilla, como por ejemplo es el caso de mi pueblo. En este caso podemos sustituir por una pimienta cayena molida sin problema.

lunes, 29 de julio de 2013

Ragù Bianco


Hoy nos atrevemos con un plato tradicional italiano; mezcla de carnes blancas, verdura de la huerta, hierbas arómaticas y buenos vinos perfumados. Se trata de un ligero ragú de pollo para acompañar a la perfección a la pasta que más desees. Como siempre una receta fácil de elaborar que os dejará muy satisfechos.

Ingredientes (2 personas):

Media pechuga de pollo
200ml. de vino blanco de calidad
250ml. de caldo de pollo
Una zanahoria pequeña
Un trozo de puerro
Media cebolleta
1 Ajo
Unas hojas de perejil
4 o 5 ramas de tomillo
2 hojitas de laurel
50g. de parmesano rallado
Aceite de oliva V.E.
Pimienta
Sal

Preparación:

Calentamos una sartén baja y amplia a fuego medio-fuerte con tres cucharadas de aceite de oliva. Añadimos la zanahoria picada, la cebolleta, el puerro y el ajo entero pelado. Sofreímos pausadamente y añadimos la carne de pollo bien picada y salpimentada. Añadimos también las ramas de tomillo (reservando unas hojitas para el toque final) y las dos hojistas de laurel.



Cuando la carne haya cogido color añadimos 200ml. de vino blanco y dejamos reducir casi a seco; con una potencia de fuego ligeramente alta. Una vez reducido el vino, añadiremos el caldo de pollo. Tapamos y bajamos el fuego al mínimo. Dejaremos guisar lentamente unos 30 minutos. No os cortéis en utilizar pastillas de caldo si no tenéis otra cosa. No obstante, todos sabemos que si hemos preparado un buen caldo con antelación, todo subirá de nivel.

Debemos calcular el tiempo antes de que concluya esa media hora cocemos la pasta que prefiramos y nos apetezca en ese momento, el ragú blanco casa con todo. Preferible recortar un minutillo o dos al tiempo de cocción de la pasta para terminar de cocinarla añadida al guiso. Así la pasta cogerá el sabor del ragú y redondearemos la preparación. Así que buscamos y retiramos ese ajo entero que añadimos al principio, retiramos también las ramitas de tomillo, el laurel y volcamos la pasta uniéndola a todo lo demás.

Antes de servir, espolvoreamos con un poco de parmesano rallado, perejil picado, unas hojitas de tomillo y un buen chorretón de aceite. Vaso de vino blanco fresquito y a disfrutar.

Dios os bendiga amigos:




viernes, 21 de junio de 2013

Falsa lasaña de berenjena.


Un día probé estas berenjenas en un restaurante italiano de cuyo nombre no quiero acordarme. Restaurante que prometía al principio y que se fue al garete al final como tantos otros. Carne de Chicote.

El caso es que esas berenjenas se me quedaron clavadas en el hipocampo y a Dios puse por testigo que intentaría reproducirlas en casa mas pronto que tarde. Al final ha sido más tarde que pronto pero ha merecido la pena.

Ingredientes (Para dos restauradores que llevan sus negocios a pique):

1 Berenjena hermosa y de buena familia
Unas cucharadas de salsa de tomate condimentada con orégano seco
4 Lonchas de queso pecorino muy finas
30g. de mantequilla
30g. de harina
200ml. de leche
Sal
Pimienta
Aceite
Perejil fresco picado

Elaboración:

Lavamos la berenjena, deshechamos los extremos y la cortamos transversalmente sacando seis rodajas de poco menos de un centímetro de grosor. Las salpimentamos y las disponemos en una bandeja de horno regadas con sendos hilos de aceite virgen extra. Las hornearemos unos 12 minutos a 180º, hasta que estén tiernas y comiencen a dorarse.

Mientras podemos trabajarnos tanto la salsa de tomate como la bechamel. En esos 12 minutos tendremos tiempo suficiente.

Para la salsa de tomate, sofreiremos media cebolleta en un par de cucharadas de aceite de oliva, añadiremos unos 200ml. de tomate triturado y un pellizco de orégano seco. Dejamos que el tomate pierda el agua y coja textura.

Para la salsa bechamel, calentaremos 30g. de mantequilla en una cazuela a fuego medio, añadiremos otros 30g. de harina, cocinamos la harina ligeramente hasta que el roux tome color rubio con mechas. Añadimos 200ml. de leche caliente y batimos con la varilla hasta espesar. Queremos una bechamel ligera no masa para croquetas. Si vemos que espesa más de la cuenta añadiremos poco a poco más leche hasta llegar a una textura adecuada para gratinar posteriormente.

Cuando saquemos las berenjenas del horno las trabajaremos por capas como si de una lasaña se tratara. Capa de berenjena, cucharada de salsa de tomate, cucharada de bechamel y 4 o 5 trozos de queso pecorino cortados tamaño sello. Repetimos la operación una segunda vez, tapamos con la ultima rodaja de berenjena y napamos con una generosa cantidad de bechamel, sin pasarse, que no desborde exageradamente. Repetimos todos los pasos para la segunda ración. Coronaremos las raciones con unos "sellos" de pecorino, espolvoreamos un poco de perejil fresco y gratinamos hasta que termine Gimme Shelter:



Para presentarlas podemos espolvorear un poco más de perejil picado y regar con un hilillo de aceite de oliva.

Buen vino, buena compañía y a disfrutar. ¡Saludos!

jueves, 13 de junio de 2013

Ají de gallina.



Plato típico de Perú, junto con el ceviche, la causa o el rocoto relleno, uno de los emblemas de la cocina tradicional del país.

Nada de grandes alardes o pretensiones, cocina del pueblo para el pueblo. Ingredientes básicos sin por ello dejar de lado el sabor y el disfrute.

Vamos a aprender a preparar una aproximación a este típico plato peruano, vamos a traer a casa sensaciones y sabores limeños. Vamos allá:

Ingredientes (Para dos):

Media pechuga de gallina o de pollo
2 Ajíes amarillos
1 Vaso de leche
3 Rebanadas de pan de molde
1 Huevo
1/2 Litro de caldo de pollo
1/2 Cebolla
2 Ajos
50g. de parmesano
Sal
Pimienta
Comino
Aceite de girasol

Elaboración:

Ají de gallina que nadie en estos lares hace con gallina... Vamos a utilizar pechuga de pollo, nos va a facilitar mucho la existencia.

Tendremos que tener un amigo peruano o una concubina que nos enseñe dónde encontrar ajíes amarillos en nuestra ciudad, páramo o mancomunidad. En lugares grandes como Malpartida de Plasencia no habrá problema para encontrarlo, en otros sitios tendremos que rebuscar mucho más.

Vamos al meollo:

En una licuadora vamos a desmenuzar las rebanadas de pan y vamos a humedecerlas con un vaso de leche entera. Añadimos unos granos de comino.

Agarramos los ajíes con fuerza para que no se escapen, los lavamos y los despepitamos. También es conveniente retirarles el máximo de venas posibles y sus extremos; si no picará en demasía, cosa que no conviene. Os habla un adicto al picante, pero hacedme caso, limpiadlos bien... Los troceamos, los añadimos a la licuadora y le damos bien de caña al mejunje. Reservamos.

Llevamos medio litro de caldo de pollo sazonado a ebullición, añadimos la media pechuga, dejamos cocer por unos tres minutos, retiramos del fuego y dejamos enfriar en el propio caldo. Cuando el pollo atempere lo deshilachamos con paciencia y reservamos. Con paciencia, repito. Por supuesto en ningún momento nos desharemos del caldo, lo vamos a necesitar.



En una cazuela baja o sartén sofreiremosmos media cebolla y un par de ajos. Añadimos la pasta de ají amarillo, pan y leche. Dejamos cocer unos minutos hasta que empiece a espesar y añadimos el pollo deshilachado. Iremos agregando cucharadas de caldo al guiso según veamos que éste va espesando. El ají debe tener cuerpo pero ser suave y ligero; la textura se consigue a base de jugar con la humedad de la preparación.


Pasados 10 minutos de cocción el ají estará terminado, justo al final será el momento de añadir los 50g. de queso parmesano; darán un matiz muy sabroso a la preparación.

El ají se presenta indispensablemente junto con un arroz de grano largo hervido, huevo cocido y  aceitunas. Opcionalmente con patata o lechuga. Un plato único bastante contundente.

Probadlo y disfrutadlo. ¡Saludos!

lunes, 20 de mayo de 2013

Patatas con judías verdes.



Un plato contundente y lleno de energía sin atisbo de res sacrificada. Los vegetarianos también tienen derechos en este blog. Que no tengo nada contra ellos, yo tengo muchos amigos homo... Digo... Vegetarianos.

Ahora, los veganos, de esos ya no hay que fiarse mucho. Esos te la clavan por la espalda cuando menos te lo esperas.

Ingredientes (Para 3 ovo - lacto - vegetarianos):

600g. de patatas
300 de judías verdes troceadas
1/2 litro de agua + pastilla de caldo
1/2 cebolleta
2 dientes de ajo con sus pieles
1 Blanco de puerro
2 cucharadas de tomate triturado
1 cucharadita de pimentón verato
Aceite de olvia V.E
Pimienta
Sal
Chorro de vino blanco

Elaboración de lo que viene siendo el guiso:

Arrimamos una cazuela alta al fuego y pochamos en ella 2 dientes de ajo, media cebolleta y un blanco de puerro picado. Sumamos al sofrito un par de cucharadas de tomate natural rallado, dejamos que reduzca ligeramente y añadimos una cucharadita de pimentón. Damos unas breves vueltas con cuidado de no tostar el pimentón en demasía y añadimos la judías verdes limpias y troceadas, regaremos de seguido con un chorrito de vino de blanco. Dejamos que éste evapore el alcohol y añadimos el caldo, salmpimentamos.

Después de salpimentar nos ponemos el nuevo disco de Queen of the Stone Age, que tiene pintón. Aquí va una muestra:



Vamos a dejar cocer lentamente las judías verdes, antes de añadir las patatas chascadas, lo que dure este temón: "My god is the sun". Una vez incorporadas, tapamos y dejamos que guise por tiempo de 20'. Minuto arriba, minuto abajo dependiendo de la variedad de patata y el tamaño del troceado.

Al emplatar pimentamos de nuevo y dejamos caer un chorretazo de aceite. A mí me gusta moler una punta de cayena con un poco de sal gorda y aderezar, pero es que soy un yonki de la capsaicina, qué le vamos a hacer.

Saludos y que aproveche.


viernes, 26 de abril de 2013

Judías express con acelgas y chorizo


Os presento un plato de cuchara para aquellos que no tenemos demasiado tiempo que dedicar a los fogones entre días de diario pero que, aun así, no queremos renunciar a estos placeres que nos ofrece la existencia. Debemos aprender a utilizar las opciones que tenemos en las estanterías de nuestros supermercados para facilitarnos el trabajo y que el tiempo corra a nuestro favor.

Para muchos, utilizar conservas o ingredientes precocinados en nuestras recetas es algo así como un sacrilegio, algo como caer en las garras del fast food y de la cocina rasa, indigna de sus estómagos de gourmands de gafas de pasta. Si Ferrán Adriá nos hubiera contado que la base de uno de sus "snaks" era una bolsa de Boca Bits, hubieran desaparecido al día siguiente de todos los stands de las tiendas de chinos de este país. Encontrándonos, posteriormente, con manadas de hipsters por doquier en catas de cortezas de maíz y gin&tonics.

En fin, vamos a lo que nos importa. Vamos a currarnos unas alubias ricas y consistentes en menos que canta un pollo.

Ingredientes (Para numerosos comensales):

1 Bote de alubias blancas cocidas de la marca que más os llame la atención.
400g. de hojas de acelgas y sus pencas bien lavadas y picadas
1/2 Cebolleta
1/2 Puerro
2 Ajos
1 Punta de pimiento verde
1 Punta de pimiento rojo
1 Patata
3 Choricillos frescos
1L. de agua + pastilla de caldo de verduras
1 Cucharadita de pimentón de la Vera al gusto
2 Cucharadas de tomate triturado
Sal
Pimienta
Aceite de oliva V.E.

Pucherismo:

Calentamos 3 cucharadas de aceite de oliva en una cazuela alta y sofreímos en ellas dos ajos enteros con su piel, media cebolleta picada, medio puerro y los pimientos también picados. Una vez haya sudado la verdura añadimos las cucharadas de tomate triturado y la cucharadita de pimentón. Dejamos que desaparezca el agua del tomate, añadimos los choricillos enteros y mojamos con el caldo. Chascamos una patata, añadimos las acelgas más una pizca de sal y pimienta.

Dejaremos cocer unos 10 minutos o hasta que veamos que la patata está tierna. En este momento añadimos la alubias cocidas y dejamos hervir lentamente 2 o 3 minutos más. Pasado este tiempo, recuperamos los choricillos, los troceamos y los volvemos a encontrar con sus compañeros de puchero. Nos servimos unas buenas cucharadas de este potaje en un plato y, junto con una barra de pan, nos lo tragamos como si hubiera casi 7 millones de parados.

Probadlo y ya me diréis si es o no es un plato de recurso bien pertrechado.

¡Salud y viva el gin&tonic! Que conste...

lunes, 8 de abril de 2013

Pollo asado sentado


Antes de nada expresar todos mis respetos hacia las aves de corral en general. No era para nada mi intención ofenderlas asando uno de sus congéneres con una lata de cerveza introducida por el ojete gallináceo.


Esta es una de las maneras más fáciles y más llamativas de asar un pollo. Efectivamente se trata de introducir una lata o un botellín de cerveza en el interior del animal para que al rebosar nos vaya regando y resulte una carne jugosa y llena de sabor. La imagen no deja de ser cómica pero para nada es tontería llevar a cabo esta técnica a la hora de asar uno de estos en casa.

Ingredientes (Para 4 humanos sin alma que no tienen respeto por la fauna):

Un pollo entero limpio
Un botellín de cerveza de tercio o una lata de medio litro
Sal
Pimienta
Tomillo

Elaboración:

Esta probablemente sea la receta más fácil que haya publicado hasta ahora en el blog, vamos a tardar poco en explicarla.

Comenzaremos pasando un soplete al pollo para acabar con los restos de pequeñas plumas que pueda tener. Lo salpimentaremos por dentro y  fuera y lo espolvorearemos con hierbas aromáticas a nuestro gusto. Abrimos nuestra cerveza y la introducimos por la parte inferior del pollo. Procuraremos que la apertura de la cerveza quede lo más cercana al orificio del cuello o que directamente sobresalga por él si es el caso de un botellín. Así conseguiremos que la cerveza riegue el pollo también por su exterior.

Horno precalentado a 180º y asamos por tiempo de unos 50 minutos. Sacamos del horno, retiramos la botella con cuidado de no quemarnos y recogemos la salsa que se ha creado en nuestra bandeja, suma de la  cerveza derramada y la grasa que ha fundido, en un cazo; dejamos reducir a fuego fuerte hasta un tercio de su volumen, hasta convertir el caldo en un jarabe denso.

Despiezamos el pollo, lo acompañamos de unas patatas fritas o de un poco de ensalada y lo salsemaos con el jarabe que nos ha resultado.

Al menos os gustará tanto como el del asador de vuestro barrio. Saludos, y manos a la obra.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Spaguetti alla puttanesca



Spaguetti alla puttanesca, dicen que eran preparados por las prostitutas en algunos burdeles para los hambrientos soldados que iban a parar a los puertos italianos en la Segunda Guerra Mundial. Putas, pasta y Winston Churchill, una combinación, cuando menos, llamativa.

Se le debe mucho a estas señoras históricamente, sólo por habernos legado este plato deberían hacerles un monumento, de hecho ya lo tienen:

Monumento a las prostitutas en la ciudad de Amsterdam.


Ingredientes (Para dos soldados puteros):

200g. de spaghetti
300g. de tomates en conserva
4 Filetes de anchoa
1 Guindilla cayena
1 Cucharada de tomate concentrado
1 Puñado de alcaparras
1 Chorro de zumo de limón
15 aceitunas negras (ni una más, ni una menos)
3 Ajos
Aceite de oliva pu... digo... Virgen Extra
Unas cuantas hojas de albahaca para decorar

Elaboración:

Pondremos a hervir la pasta en agua salada los minutos necesarios hasta que quede a nuestro gusto. Mientras, en una sartén baja con 3 o 4 cucharadas de aceite de oliva añadiremos una cayena desmenuzada y los tres ajos fileteados. Cuando comiencen a coger color añadiremos 4 filetes de anchoa en aceite. No nos encontraremos las anchoas en ningún momento, se derretirán en el fondo de la sartén y darán todo su aroma y sabor a la salsa. 

Añadimos también un puñadito de alcaparras, unas cuantas aceitunas negras aplastadas con los dedos, unas gotas de zumo de límón y 300 gramos de tomates en conservas con su jugo. Dejamos cocinar a fuego medio durante 5 o 6 minutos removiendo con asiduidad hasta que la salsa coja forma y textura. 

Mezclamos todo con la pasta y servimos adornando con unas cuantas hojas de albahaca.

Después de degustar el plato iremos al "Pub Sensaciones" a  llevarles un tupper cortésmente para presentarles nuestros respetos. Seguro que nos atienden con complaciencia.

Estoy convencido de que os gustará, pasadlo muy bien en este puente. ¡Saludos a todo el mundo!


jueves, 21 de marzo de 2013

Arroz con verduras


Arroz con verduritas y alguna legumbre pidiendo protagonismo, una receta fácil, sana y con truco. Truco porque parte de estas verduras y legumbres las vamos a utilizar en conserva. Ahorraremos en tiempo y ganaremos en comodidad, cuestión de elegir una buena marca que sepamos que merece la pena.

En este caso yo he utilizado fresco lo que tenía en la nevera pero perfectamente todo podría ser de bote sin ningún tipo de problema, con un resultado más que satisfactorio. Dispongámonos a ello:

Ingredientes (2 personas):

160g. de arroz
800ml. de caldo de verduras
3 Champiñones pequeños laminados
30g. de guisantes
2 o 3 cucharadas de alubias cocidas
6 Corazones de alcachofas
3 o 4 hojas de acelgas sin el tallo
2 Ajos
1 Cebolleta
3 Cucharadas de tomate triturado
1 Cucharadita de pimentón

Elaboración:

Os comentaba que vamos a utilizar ingredientes de lata e ingredientes frescos a la vez. Lógicamente cuantas más cosas frescas añadamos más sabor vamos a sumar al caldo de cocción; pero es absurdo complicarse en cocer alubias para añadir sólo unas pocas a este guiso. Eso sí, prohibido utilizar champiñones cocidos. En este caso os exijo que compréis champiñones frescos, de hecho quiero que me mandéis los tickets, que no me fío...

Vale, como con todo en esta vida, comenzaremos con un sofrito: un par de ajos y una cebolleta pequeña picados en 3 cucharadas de aceite. Añadimos 3 cucharadas de tomate triturado o tomate rallado y una cucharadita de pimentón una vez el tomate haya perdido el agua.



Añadimos los 160g. de arroz, rehogamos para que tueste ligeramente y añadimos los guisantes y los corazones de alcachofas sin son frescos, los dejaremos para el final si están ya cocidos. Añadimos también unos la mitad del caldo y las hojas de acelga picadas.


La cocción tornará los 15 minutos, unos 7 u 8 minutos a fuego vivo y otros tantos a fuego imperceptible. El caldo que nos resta lo tendremos aparte hirviendo en una cazuela por si hiciera falta ir añadiendo. Lo normal es gastar 3 partes de agua por cada parte de arroz en esta receta.

Una vez veamos que el arroz está casi listo, añadimos las alubias cocidas y los champiñones laminados, lo justo para que se atemperen. Al finalizar de la cocción tapamos y dejamos reposar unos 5 minutos. Tras este reposo tendrenemos el arroz listo para su uso y disfrute.


Espero que os guste. Saludos y buen provecho.

viernes, 15 de marzo de 2013

Pasta con carne y limón


Vamos con otro plato distinto de pasta para salir de la monotonía de los macarrones con tomate, que están muy ricos, sí, pero hay vida más allá. Pasta con carne y limón, otra receta del libro rojo de petete digna de que la pongamos en práctica. Vamos a ello:

Ingredientes (2 personalidades):

1 Cebolleta mediana
1 Blanco de puerro pequeño
2 Ajos
1 Trozo de apio
1 Limón
250g de carne picada
200g. de pasta a nuestra elección.
225ml. de nata
Aceite V.E.
Sal
Pimienta
Cebollino picado

Currele:

En una cazuela baja vamos a pochar la cebolleta picada, los ajos, el puerro y el apio. Añadimos la carne, salpimentamos y cocinamos hasta que coja color. Añadimos los 225ml. de nata y la ralladura de la piel de un limón. Cocinamos unos 5 minutos para que reduzca la nata.











Cocemos la pasta en abundante agua salada y probamos hasta notar que esté al dente. La pasamos con una espumadera o una cuchara para pasta a la cazuela donde tenemos preparada la salsa. El agua que nos llevemos con la pasta caerá en el fondo y estirará la salsa para hacerla más ligera y untuosa. Momento para añadir un chorro de zumo de limón, un buen chorretón de aceite, unos golpes de pimienta y una lluvia de cebollino picado. Removemos todo bien.



A la hora de servir en el plato firmaremos repitiendo estos últimos pasos. Volvemos a regar con aceite, pimentamos y espolvoreamos un poco más de cebollino fresco recién picado.

Probad a ver qué os parece el resultado. Os espero en los comentarios de más abajo y en "las rede sosialeh".

Buen fin de semana a todos & keep on rockin'.


viernes, 8 de marzo de 2013

Lentejas con chorizo


Hoy vamos con uno de los platos estrella de la gastronomía hispana. Uno de esos platos inmortales que todo habitante de este país lleva impreso en su ADN: lentejas con chorizo. Ahí es nada.

Una bomba de energía tal que desde Pyongyang, se rumorea, se ha dado orden de atacar cuarteles yankis a base de pucheros. Hoy vamos a aprender a fabricar una de estas bombas caseras. Manual del anarquista de cuchara.

Ingredientes (Para quien se apunte):

300g. de lentejas
300g. de chorizo
1 Cebolleta
1 Zanahoria
1 Puerro
1 Hoja de laurel
2 Cucharadas de salsa de tomate
1 Pastilla de caldo
1L. de agua
1 Cucharadita de pimentón.
Sal
Pimienta
Aceite de oliva virgen extra sin plomo

Representación:

Normalmente a la hora de hacer legumbres, metemos todos los ingredientes en la olla, cubrimos con agua y a cocer. Estas lentejas van a requerir un mínimo más de trabajo. Vamos a trocear muy mucho la verdura para integrarla completamente al guiso y que en una cucharada podamos saborear todos los ingredientes que forman el conjunto. Además así será mucho más fácil que la gente aprensiva a la verdura se la trague sin rechistar y vuestros hijos dejaran de dar el coñazo o lo darán mucho menos.



Una vez picadita la verdura la sofreiremos en un par de cucharadas de aceite hasta que decaigan y se rindan al poder del culo de la cazuela. Añadiremos dos cucharadas de salsa de tomate, una pastilla de caldo desmenuzada, una hoja de laurel, una cucharadita de pimentón y los 300g. de chorizo fresco. Importante no trocear el chorizo, añadidlo entero, si no desgrasará demasiado y secará.

Damos un par de vueltas a todo, añadimos las lentejas y cubrimos con 1l. de agua. La pastilla aporta sal como para medio litro de agua así que vamos a añadir una pizca más de sal para acabar de sazonar el resto del caldo.




















A partir de aquí sólo queda lo más facil, tapar la cazuela y dejar guisar el asunto a fuego lento por cosa de entre 40 minutos y una hora. No es una ciencia exacta, cuestión de ir probando a partir de los 40 minutos hasta que veamos que la lenteja está tierna y dispuesta para ser deglutida sin piedad.

El tiempo perfecto para tragarnos el mítico concierto del tío Jimi en el Monterey Pop Festival del 68:


                                      



Detalles:

Podemos redondear el plato si añadimos un puñadito de arroz al guiso. No se trata de que tenga protagonismo, debe quedar, a mi parecer, pasado de cocción y muy en segundo plano; pero nos lo encontraremos danzando por nuestra boca en cada cucharada y nos dará un plus.

Para rematar si nos curramos un sofrito de ajo muy picado y una punta de cayena y lo añadimos a las lentejas una vez estén resueltas habremos triunfado once again.

Y nada más... Así son las lentejas con chorizo y así se las hemos contado. Un plato fácil de verdad que os hará felices y os comunicará con vuestro Yo de puchero, encontraréis la paz.

Saludos y buen fin de semana gentes.

viernes, 1 de marzo de 2013

Rollitos de pollo en salsa de nata y limón



Versioneando una receta del libro "Mi cocina fácil" del pedazo de cocinero Gordon Ramsay. Rollitos de pechuga en una salsa a base de nata, mantequilla,  mostaza, limón, guisantes y cogollo de lechuga salteado. Curioso.

Ingredientes:

6 filetes de pechuga de pollo
6 pencas de acelga
6 lonchas de bacon
6 lonchas de queso tierno
200ml. de nata
1 cucharadita de mantequilla
1 cucharadita de mostaza de Dijon
1 cogollo de lechuga
20g. de guisantes cocidos
Sal
Pimienta

Aceite de oliva

Elaboración:

Pondremos a cocer los tallos de acelgas en agua salada hasta pinchar con una puntilla y notar que están tiernos. Escurrimos y refrescamos.

Cortamos las pencas, las lonchas de bacon y el queso a la medida de los filetes de pollo y los rellenamos en ese orden. Enrollamos los filetes con su relleno y pinchamos con un palillo para que mantengan la forma.

Marcamos los rollitos en una sartén con unas gotas de aceite de oliva y reservamos.

Mientras, en un olla baja, calentaremos 200ml. de nata, la cáscara de medio limón, unas gotas de zumo, una cucharadita de mantequilla, otra cucharadita de mostaza, sal y pimienta. Introduciremos los rollitos en la salsa para que terminen de cocinarse entre 5 y 7 minutos a fuego lento.

Al punto de terminar el plato salteamos un cogollo pequeño de lechuga en juliana y unos cuantos guisantes cocidos que añadiremos en el último momento al resto de ingredientes.

Colocamos los trozos de pollo en el plato salseamos y nos ponemos este tema:



 Probablemente alcancemos dos o tres veces el nirvana.

¡Saludos y buen fin de semana!

martes, 26 de febrero de 2013

Pollo al chilindrón


Clasicazo: un buen pollo de corral bañado en una salsa con color a base de pimientos y tomate. Receta de fácil resolución y de difícil fracasar que nos vamos a preparar en un pis-pas. Tomad nota.

Ingredientes (Para dos):

2 muslos y 2 contramuslos de un buen pollo
1 cebolleta
2 ajos
1 punta de pimiento verde
1 punta de pimiento rojo
1 tomate mediano-grande rallado
1 cucharadita de pimentón 
10g. de almendras picadas
1/2 vaso de vino blanco.
1 chorretón de vino oloroso, armagnac, brandy...
1 hoja de laurel
Sal
Pimienta
Aceite de oliva Virgen

Elaboración:

Indico muslos y contramuslos porque es la parte más jugosa y más rica del pollo y porque la receta que escribo es para dos personas, lo normal sería introducir un pollo entero en la cazuela y dar de comer a toda la familia o a los amigotes que se apunten. Si puede ser un animal de corral mucho mejor, la diferencia es sustancial en gusto. La almendra se puede sustituir por cualquier otro fruto seco que os guste; en esta receta yo he utilizado piñones.

Comenzamos dorando el pollo salpimentado junto con los 10g. de fruto seco picado en el fondo de la cazuela donde vamos a hacer todo lo demás.  Solamente necesitaremos unas gotas de aceite de oliva, ya que el pollo irá fundiendo su propia grasa. Primero doramos por el lado de la piel hasta que coja un bonito color dorado; cuidado de no arrebatarlo, es decir, fuego medio. Damos la vuelta, seguimos dorando y al terminar lo sacamos de la cazuela y reservamos.


Continuaremos como casi siempre, sofriendo un par de ajos, una cebolleta y dos puntas de pimiento verde y pimiento rojo con una pizca de sal. Sofreímos durante más o menos 15 minutos a fuego medio, me gusta que la verdura quede bien pochada. Tras esos 15 minutos añadiremos el tomate rallado. 

El tomate comenzará a soltar su agua; en el momento que el aceite del sofrito vuelva a asomar echamos una cucharadita de pimentón a nuestro gusto, removemos y, rápidamente, incorporamos los trozos de pollo junto con una hoja de laurel. Regamos con medio vaso de vino blanco y un chorretón de oloroso, jerez, brandy o lo que tengáis en el mueble bar. Dejamos que evapore el alcohol unos segundos y tapamos. 



Cocinaremos el pollo cerca de media hora a fuego lento vigilantes de que no seque, si es así iremos incorporando agua de poco en poco hasta que el pollo esté tierno y dispuesto para ser devorado.

De guarnición, unas patatas fritas y de beber, albóndigas.

Lo dicho, un placer, como siempre. ¡Saludos!

lunes, 25 de febrero de 2013

Pan de molde



Comparar cualquier marca de pan de molde con la joya que veis en la foto es como comparar, para que lo entiendan los usuarios de forocoches; muy asiduos a este blog, algo así como un Seat Panda y un Pagani Zonda.

Ya puede venir el señor Eduard Punset, al cual respeto mucho; pero un poco menos desde su fatídico anuncio sobre el doble horneado, a decir lo que le venga en gana. Nos timan, nos mienten, nos venden cualquier cosa con las excusa de que no tenemos tiempo físico en este mundo ajetreado.

Sólo por curiosidad deberíais sacar un rato un día de estos tontos que estáis ya aburridos de ver capítulos de The Walking Dead fumados hasta las trancas para probar esto que os voy a contar hoy.

Ingredientes (Receta de St. Johns):

Para el prefermento:

300g. de harina de trigo.
180g. de agua
2g. de levadura

Para la masa:

525g. de harina de trigo panificable
265g, de agua
20g. de levadura fresca
14g. de sal

Maniobras:

La receta necesita de 24 horas para realizarse pero no os asustéis, de trabajo nuestro sumaremos en total unos 15 minutos, el resto se basa en esperar a que las masas realicen su trabajo ellas solitas a base de reposo.

Con 24 horas de antelación vamos a fabricarnos lo que se llama un prefermento. Será el encargado en gran parte de darle el sabor a nuestro pan, darle carácter y darle durabilidad. Tan fácil como mezclar bien en un bol 300g. de harina, 180g. de agua y 2g. de levadura fresca, tapar y dejar reposar en la nevera.

Al día siguiente sacamos nuestro prefermento, notaremos que está elástico, moldeable y, lo más importante, está lleno de aromas y sabores gracias a los distintos tipos de ácidos resultantes de la fermentación.

Mezclamos el prefermento con 525g. de harina, 265g. de agua, 20g. de levadura fresca (un tercio si es levadura seca de panadero) y 14g. de sal. Haced incapié en el mezclado para crear una masa lo más homogénea posible. Tras la mezcla amasaremos unos 10 minutos y dejaremos reposar en nuestro bol tapado con un trapo otros 10 minutos a temperatura ambiente.

Pasado el tiempo de reposo dividiremos la masa en cuatro partes de unos 300g., les daremos forma intentando crear unas bolas tersas y tensas, las dispondremos en un molde, enharinamos y tapamos con un paño.



La cantidad de levadura que utilizamos en este pan es exagerada en comparación a lo que normalmente se suele utilizar. Esta cantidad de levadura facilitará una fermentación muy rápida pero también por este motivo deberemos estar vigilantes de que no sobrefermenten. En cuestión de una hora u hora y media, dependiendo de la temperatura que tengamos en casa, las masas habrán levado lo suficiente y estarán listas para su horneado. Habrán casi duplicado su tamaño y nos sobresaldrán un par de centímetros por encima del molde. Un truco para saber si la masa está en su punto es presionar levemente con el dedo, deberá volver despacio a su forma, en cambio si presionamos y la marca del dedo no desaparece la masa habrá sobrefermentado.

La hora de la verdad, horno a 220º unos 30 minutos. Al terminar lo dejaremos enfriar en una rejilla fuera de su molde, comenzará a "craquelar", esas grietas que veis en la foto de presentación, dándole un aspecto maravilloso.

Comeréis los mejores sandwichs y las mejores tostadas que hayáis probado nunca jamás. Pan de verdad, disfrutaréis de algo inmejorable a cambio de muy poco esfuerzo y muy poco dinero. Además, bien tapadito con un paño en nuestra cocina, nos durará días. ¡Grandes desayunos!

Ya me contaréis muchachada. ¡Saludos!

viernes, 22 de febrero de 2013

Pasta gratinada



Un contundente plato de pasta en salsa de queso y gratinada al horno. De esas cosas a las que nadie se puede resistir. Si estáis a dieta y ni paséis el ratón por encima de la foto o engordaréis entre 3 y 7 kilográmos métricos. Las personas normales vamos a aprender como se edifica una receta de tal calibre.

Ingredientes (2 seres):

200g. de pasta
150ml. de nata
25ml. de caldo de cocción de la pasta
90g. de queso rallado (Parmesano + Pecorino)
3 Chalotas
1 Ajo
3 o 4 Champiñones
Puñado de alcaparras
50g. de bacon en tiras
Aceite de oliva virgen
Sal
Pimienta
Perejil picado

Elaboración:

Mientras ponemos a cocer los macarrones, vamos a currarnos la salsa porque cocer pasta sabéis todos, ¿no? Veréis qué rápido y qué fácil es el plato de hoy:

En un sauté vamos a dorar un ajo y 3 chalotas en brunoise, el bacon y los champis. Añadimos un puñadito de alcaparras, pimentamos, regamos con la nata y espolvoreamos 50g. de la mezcla de quesos rallados. 

Dejamos que reduzca la salsa unos minutos a fuego lento hasta que coja una consistencia untuosa. Queremos que quede líquida y cremosa como una bechamel ligera.

Probamos la pasta, la escurrimos y la añadimos al sauté, espolvoreamos con perejil picado y el resto del queso. Añadimos unas cucharadas de agua de cocción de la pasta para estirar la salsa, siempre quedará más ligera. 

Encendemos el grill a tope y gratinamos unos 4 minutos para terminar. Emplatamos, botella de vino, buen pan y a homenajearse. No me digáis que no ha sido fácil despachar una pasta de auténtico lujo. ¿Quién no se atreve a hacer algo así?

Y como ya es viernes noche y no sólo de pasta se alimenta el alma os dejo con "Brain of J". del discazo "Yield" de la mejor banda del mundo mundial: Pearl Jam. Un tema con energía para que os comáis el fin de semana.
¡Saludos a todos!:



martes, 19 de febrero de 2013

Pollo al curry amarillo y cilantro



Pollo bañado en el río Mekong. Una salsa de origen tailandés llena de sabores y aromas especiados. Curry curcumado, leche de coco y cilantro, la base para una deliciosa salsa muy utilizada en el sudeste asiático para acompañar carnes y pescados.

Ingredientes (2 personas):

1 pechuga entera de pollo
20g. de cilantro
200ml. de leche de coco
10g. de jengibre fresco
2 Ajos
1 Cucharada de pasta de curry amarillo
Sal
Pimienta
Aceite de oliva 0'4º

Preparación:

En una sartén a fuego fuerte, digamos humeante y con una gota de aceite vamos a marcar el pollo salpimentado por los dos lados dejándo los trozos crudos por el centro. Los sacamos y reservamos en un plato. Añadimos un par de cucharadas más de aceite y doramos el jengibre y el ajo rallados, una cucharada de pasta de curry amarillo, sofreimos para que se funda un poco, espolvoreamos la mitad de las hojas de cilantro y regamos con los 200ml. de leche de coco. Esperamos a que comience a hervir la salsa e incorporamos las dos mitades de pechuga que habíamos reservado junto con el jugo que hayan podido soltar en el plato.

Jugad con la cantidad de curry, tened en cuenta que es un mejunje potente, muy picante si nos pasamos de la raya. Cargarlo bien si sois gente valiente.


Tapamos dejando una rendija para que la salsa pueda evaporar parte del agua y espese. Dejamos hervir a fuego lento unos 25 - 30 minutos. Pasado este tiempo añadimos los 10g. restantes de cilantro que teníamos reservados. El pollo con este tiempo de cocción habrá quedado tierno y jugoso, no hay nada peor que una pechuga que se te atragante a media garganta, conozco a dos que murieron de eso.

Lo típico con este tipo de platos es acompañarlos con un arroz blanco tipo basmati o arroz jazmín, es un maridaje perfecto, lo único que tenéis que hacer es cocerlo y añadir un par de cucharadas al plato. El arroz impregnado en la salsa de curry es un auténtico vicio.

Espero que lo probéis y que me contéis. ¡Saludos!

viernes, 15 de febrero de 2013

Pesto de canónigos


La salsa pesto se puede hacer de casi cualquier hoja verde comestible, el pesto más común es el de albahaca, más aromático que ninguno. Pero hoy vamos a hacer un pesto poco usual, un pesto de canónigos, una salsa amarga muy sabrosa. Así salimos un poco de la rutina en la cocina.

Ingredientes:

150g de canónigos
100g. de parmesano rallado
25g. de pecorino rallado
1 Ajo
150ml. de aceite de oliva virgen
Sal

Elaboración:

Nos ayudaremos de la tecnología para hacer la salsa, ya que hacerla a mano mediante mortero, como hacían antiguamente las señoras de la casa italianas, puede ser uno de los coñazos más enormes conocidos por el ser humano, además, hará que no os apetezca mover un dedo para prepararla una segunda vez.

Lo mejor un robot de cocina con cuchillas, nos picará los ingredientes, rallará el queso y emulsionará el aceite todo en uno. Si no, una batidora rallando el queso a mano.

Tan fácil como disponer los canónigos, el ajo sin su germen, la mezcla de los dos quesos rallados, una pizca de sal y 2/3 del aceite en el aparato en cuestión. Batimos hasta conseguir una pasta verde homogénea. Añadimos el resto de aceite al final para que no toda haya emulsionado al batir. Es un pequeño detalle que recomiendo hacer para que quede más estirada y aceitosa.



Hemos tardado 5 minutos en preparar una salsa suculenta para acompañar la pastas, ensaladas, pescados, sopas... Dejemos en el pasado los macarrones con tomate de bote de nuestra época de estudiantes y démonos un poco más de vida en el comer diario. Nuestro paladar nos lo agradecerá: nos sentiremos orgullosos de preparar platos tan ricos; ligaremos mucho más; nos haremos fuertes y sanos; nos tocará la lotería más veces; viviremos, mínimo, cien años más... Son todo beneficios.

¡Saludos!

jueves, 14 de febrero de 2013

Mollejas de pollo en salsa



Alguna vez habréis oído hablar que las gallinas, pollos y gallináceas en general tragan pequeñas piedras que almacenan en el buche que les ayudan a triturar el grano del cual se alimentan. Los pollos no lo saben pero este músculo gástrico, además de para ayudarles a ablandar el maíz, sirve para hacer unas cazuelitas en salsa espectaculares. Así que, con todos nuestros respetos hacia este noble animal, creo que hoy nos vamos a preparar unas mollejas que, como dice Sergio Fernández, "se te salta la boina". 

Víveres:

500g. de mollejas de pollo
1 Cebolleta
2 Ajos
1 Pastilla de caldo de pollo
100ml. de agua
200ml. de vino blanco 
1 Cayena
Tomillo
Romero
Una hoja de laurel
Sal
Pimienta
Aceite de oliva

Elaboración:

La elaboración de este plato es algo muy fácil, algo que cualquiera pude preparar sin mucho esfuerzo consiguiendo unos resultados considerables.

Comenzamos pochando los dos ajos y la cebolleta en una cazuela con un par de cucharadas de aceite de oliva. Seguidamente añadimos las mollejas limpias y salpimentadas, junto con una punta de cayena, para dorarlas junto con la verdura. Aderezamos con un poquito de tomillo, romero y laurel frescos, estos detalles siempre marcan la diferencia. Sumad una pastilla de caldo.

Cuando hayan cogido color mezclamos un par de cucharadas de tomate triturado. Una vez el tomate evapore el agua añadiremos una cucharadita de pimentón a nuestro gusto.
Regamos con el caldo y el vino blanco, dejamos que evapore el alcohol unos segundos y tapamos. Nos llevará hora y media o dos horas a fuego lento el conseguir unas mollejas tiernas y sabrosas.

Las acompañamos con unas patatas fritas crujientes y un vinate y hemos triunfado de nuevo. 

Saludos a todos y a ser felices. 

lunes, 11 de febrero de 2013

Migas extremeñas



En cada zona del país con tradición de pastoreo existe una versión de este plato. Un rancho pensado para aprovechar los restos de pan duro que que quedaran en el zurrón, llenar los estómagos y preparar los cuerpos para el duro invierno en el monte.

Cada cual tiene una receta diferente con diversos y dispares ingredientes que acompañan a la miga de pan: panceta, pimientos, chorizo, sardinas, pimentón, patata, huevos, uvas, aceitunas... Estas que os voy a mostrar no sé siquiera si podría llamarlas "migas extremeñas", simplemente he ido cogiendo lo que más me ha gustado de todas las que he probado para acabar preparando unas migas simples y extraordinariamente ricas; uno de mis platos favoritos sin duda alguna. En resumen, una bomba calórica no apta para espíritus débiles y "sarahs jessicas parkers" de la vida.

Ingredientes (Para un regimiento):

1Kg de pan picado previamente remojado
1 Cabeza de ajos
1 Pimiento rojo
200g. de chorizo fresco
250g. de panceta
Pimentón dulce
Aceite de oliva virginal
Agua
Sal

Paciencia:

Paciencia sí, tenéis que remangaros la camisa y armaros con un poco de ella antes de comenzar.

El plato se prepara por partes, por tandas de ingredientes y comienza un par de horas antes de encender el fuego, remojando las migas con un vaso de agua y removiendo bien para que se humedezcan homogéneamente. Tapamos con un trapo húmedo y que reposen.

Podéis picar vosotros mismos las migas con la ayuda de un robot de cocina, no os veo picándolas a navaja... Pero como en este mundo está ya todo pensado lo mejor es que os bajéis a la multitienda y compréis una bolsa de migas ya preparadas, nos facilitaran bastante la existencia.

Cortad el pimiento, el chorizo y la panceta en trozos pequeños que quepan en la cuchara, que nos podamos meter en la boca todos los ingredientes a la vez. El recipiente idóneo para cocinarlas sería un perol vitrificado, incluso las podríamos preparar en un wok.



Comenzaremos sofriendo lentamente una cabeza de ajos (con su piel) en 3 o 4 cucharadas de aceite, los vamos añadiendo uno a uno tras haberles dado un golpe en la tabla. Deben quedar melosos y quizás un punto crujientes, fuego lento para que se vayan cocinando sin arrebatarse. Cogerlos, desnudarlos y comérlos junto con el resto de ingredientes será una experiencia que contaremos a nuestros nietos.

Con los ajos a media cocción añadiremos el pimiento rojo cortado en trozos medianos. Sofreiremos hasta que el pimiento y los ajos queden cuasi confitados. Una vez tengan el punto que queremos los sacamos y reservamos en un plato.



Es el momento de ir con la carne. Añadimos un poco de aceite a la sartén si vemos que los ajos y el pimiento se han llevado parte, no demasiado ya que la panceta y el chorizo van a soltar su propia grasa. Doramos la panceta, la reservamos y hacemos lo mismo con el chorizo.



Ya tenemos el perol impregnado con un aceite rojo pleno de sabores de cada producto que se ha bañado en él. Es la clave para darle el sabor al pan.

Incorporamos las migas humedecidas, espolvoreamos briznas de pimentón dulce (no deben quedar muy rojas, el chorizo también ha soltado parte de pimentón) y a partir de aquí cogemos aire porque no vamos a parar de remover en 30 o 35 minutos. Removeremos y removeremos hasta que las migas doren y se suelten.  El esfuerzo merecerá mucho la pena.

Me gusta tener al lado un vaso con agua y una cuchara para ir mojando si vemos que algunas migas se están secando mientras que otras están todavía muy húmedas. Cuidado de no secarlas demasiado, de no hacerlas hasta el infinito, tienen que quedar sueltas pero esponjosas. Con 35 minutos sin parar de mover no podemos fallar.

Cuando notemos que ya casi las tenemos, añadimos todos los ingredientes que habíamos reservado para que se unan unos con otros, se mezclen todos los sabores y las migas se empapen aún más de su esencia.

Para terminar podemos subir un escalón más coronándolas con sendos huevos fritos, después llamamos al 112 para que nos lleven a nosotros y a nuestras arterias al deshollinador.

Disfrutadlas, ¡saludos!