lunes, 14 de enero de 2013

Albóndigas en salsa de champis



Al igual que las croquetas y como dicen muchos cocineros, las albondigas son capaces de lo mejor y de lo peor. Las albóndigas las pobres no tienen culpa, la culpa es de nuestras manazas a la hora de andar con las cazuelas. Estád atentos y pillad nota para confeccionar las que quizás no sean las mejores albondigas del mundo pero, hoyga, están del cagarse. Albondigas en salsa de champis.

Ingredientes:

500g. de carne picada (En este caso 65% cerdo y 35% ternera)
4 o 5 champis en condiciones.
750ml Caldo de carne o agua + pastilla
2 Cebolletas
2 Ajos
1 Huevo + 1 yema
Pan rallado
Pan de molde
Leche
Pimienta
Sal
Harina
Perejil picado
Mantequilla

Elaboration:

Para hacer la masa suelo ayudarme del robot de cocina, se llama Bender. Si no tenéis a Bender, un bol y una cuchara de palo como toda la vida de dios.

Sumergimos dos rebanadas de pan de molde sin su corteza en leche

Picaremos uno o dos ajos y una cebolleta y la sofreiremos en aceite hasta que se poche sin coger color. Sofreír la verdura antes de mezclarla con la carne le da rollete y evitará que vayamos con el ajo en la boca todo el día dando el cante.

Añadimos bien de perejil picado, sal y pimienta a la mezcla. Un poquito de pan rallado para que amalgame. Añadimos también el huevo y la yema. Escurrimos la miga de pan para quitarle el exceso de leche y lo incorporamos a la masa.

Le damos unos voltios para que se incorporen todos los ingredientes. Podemos freír una mini hamburguesa para comprobar la sazón de la masa antes de ponernos a bolear las albóndigas, esto para el que no se atreva a probarla cruda (mariquitas).

Para la salsa vamos a picar otro ajito y otra cebolleta. Sofreímos.

Limpiamos los champis para no encontrarnos con tierrila en el guiso. Dicen que con un paño húmedo, yo con los champiñones no me corto, grifo, agua fría y palante. Los cortamos en cuartos y añadimos al sofrito, hasta que cojan color.

Volcamos el litro y cuarto de caldo y dejamos hervir 15 minutos.

En este tiempo boleamos pellizcos de masa y las rebozamos en harina, las freímos en no demasiado aceite hasta que cojan color por fuera y queden cruditas por dentro.

Una vez fritas las zambullimos en la salsa y bambolemamos la cazuela como si de un bacalao al pil pil se tratara. Os daréis cuenta que casi de inmediato, gracias a la harina de las albondigas, la salsa se liga. Vamos a dejar hirviendo a fuego suave las albóndigas unos 7 minutos para que terminen de cocinarse por dentro.

Cuando han pasado estos minutos apartamos del fuego y añadimos un dado de mantequilla, seguimos oscilando la cazuela. La salsa se ligará aun más y brillará como la estrella que hay dentro de tí. Espolvoreamos perejil picado y, señores, a comer. Ni decir tiene que si freímos unos dados de patata y los casamos con las albóndigas nos podemos tirar toda la tarde llorando (Sergio Fernández, qué daño has hecho).

En definitiva, la clave está en la calidad de la carne y en no cocinarlas hasta que podamos matar al perro tirándoselas a la cabeza.

Hasta otra compatriotas.

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