lunes, 11 de febrero de 2013

Migas extremeñas



En cada zona del país con tradición de pastoreo existe una versión de este plato. Un rancho pensado para aprovechar los restos de pan duro que que quedaran en el zurrón, llenar los estómagos y preparar los cuerpos para el duro invierno en el monte.

Cada cual tiene una receta diferente con diversos y dispares ingredientes que acompañan a la miga de pan: panceta, pimientos, chorizo, sardinas, pimentón, patata, huevos, uvas, aceitunas... Estas que os voy a mostrar no sé siquiera si podría llamarlas "migas extremeñas", simplemente he ido cogiendo lo que más me ha gustado de todas las que he probado para acabar preparando unas migas simples y extraordinariamente ricas; uno de mis platos favoritos sin duda alguna. En resumen, una bomba calórica no apta para espíritus débiles y "sarahs jessicas parkers" de la vida.

Ingredientes (Para un regimiento):

1Kg de pan picado previamente remojado
1 Cabeza de ajos
1 Pimiento rojo
200g. de chorizo fresco
250g. de panceta
Pimentón dulce
Aceite de oliva virginal
Agua
Sal

Paciencia:

Paciencia sí, tenéis que remangaros la camisa y armaros con un poco de ella antes de comenzar.

El plato se prepara por partes, por tandas de ingredientes y comienza un par de horas antes de encender el fuego, remojando las migas con un vaso de agua y removiendo bien para que se humedezcan homogéneamente. Tapamos con un trapo húmedo y que reposen.

Podéis picar vosotros mismos las migas con la ayuda de un robot de cocina, no os veo picándolas a navaja... Pero como en este mundo está ya todo pensado lo mejor es que os bajéis a la multitienda y compréis una bolsa de migas ya preparadas, nos facilitaran bastante la existencia.

Cortad el pimiento, el chorizo y la panceta en trozos pequeños que quepan en la cuchara, que nos podamos meter en la boca todos los ingredientes a la vez. El recipiente idóneo para cocinarlas sería un perol vitrificado, incluso las podríamos preparar en un wok.



Comenzaremos sofriendo lentamente una cabeza de ajos (con su piel) en 3 o 4 cucharadas de aceite, los vamos añadiendo uno a uno tras haberles dado un golpe en la tabla. Deben quedar melosos y quizás un punto crujientes, fuego lento para que se vayan cocinando sin arrebatarse. Cogerlos, desnudarlos y comérlos junto con el resto de ingredientes será una experiencia que contaremos a nuestros nietos.

Con los ajos a media cocción añadiremos el pimiento rojo cortado en trozos medianos. Sofreiremos hasta que el pimiento y los ajos queden cuasi confitados. Una vez tengan el punto que queremos los sacamos y reservamos en un plato.



Es el momento de ir con la carne. Añadimos un poco de aceite a la sartén si vemos que los ajos y el pimiento se han llevado parte, no demasiado ya que la panceta y el chorizo van a soltar su propia grasa. Doramos la panceta, la reservamos y hacemos lo mismo con el chorizo.



Ya tenemos el perol impregnado con un aceite rojo pleno de sabores de cada producto que se ha bañado en él. Es la clave para darle el sabor al pan.

Incorporamos las migas humedecidas, espolvoreamos briznas de pimentón dulce (no deben quedar muy rojas, el chorizo también ha soltado parte de pimentón) y a partir de aquí cogemos aire porque no vamos a parar de remover en 30 o 35 minutos. Removeremos y removeremos hasta que las migas doren y se suelten.  El esfuerzo merecerá mucho la pena.

Me gusta tener al lado un vaso con agua y una cuchara para ir mojando si vemos que algunas migas se están secando mientras que otras están todavía muy húmedas. Cuidado de no secarlas demasiado, de no hacerlas hasta el infinito, tienen que quedar sueltas pero esponjosas. Con 35 minutos sin parar de mover no podemos fallar.

Cuando notemos que ya casi las tenemos, añadimos todos los ingredientes que habíamos reservado para que se unan unos con otros, se mezclen todos los sabores y las migas se empapen aún más de su esencia.

Para terminar podemos subir un escalón más coronándolas con sendos huevos fritos, después llamamos al 112 para que nos lleven a nosotros y a nuestras arterias al deshollinador.

Disfrutadlas, ¡saludos!

2 comentarios:

  1. Eres un grande. Las explicaciones son lo mejor

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    1. Si ves que hay detalles que haces tú con tus migas que puedan mejorar mi receta no te cortes.

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